15 nov 2011

De Cuba y del terrorismo de Estado


El uso sistemático del ‘Terrorismo de Estado’ por parte de un gobierno, tienen como fin el imponer a la población cooperación activa y acatamiento. Los instrumentos más utilizados, entre otros, son la coacción y las represalias. Asimismo, frecuentemente se considera al ‘Terrorismo de Estado’ como un asesinato a los derechos universales de los seres humanos.

Dicen los entendidos que es difícil de identificar, porque los conceptos tienen una definición y entendimiento según la época, el contexto histórico y socio-político-económico, las características culturales y geográficas.
Históricamente, es evidente que el ‘Terrorismo de Estado’ presenta sus credenciales cuando un gobierno echa mano de los medios violentos y los aplica severamente contra los ciudadanos, con ayuda de la policía, fuerzas armadas, servicios secretos, seguidores, etcétera.

De esta manera, el gobierno que representa al Estado incurre en una exacerbación ilegítima de la intimidación, que es impropia en los procedimientos legales establecidos.

Tipos de Terrorismo de Estado

En vista de que son unos cuantos los prototipos de ‘Terrorismo de Estado’, a los que pudiera recurrir para invadir estas cuartillas, inevitable, ocuparse de algunos de ellos, para poder argumentar el asunto que encabeza ésta exposición. Tengo la esperanza de no incomodar al leedor y que pueda conseguir llegar a un buen final.

El primer caso de ‘Terrorismo de Estado’, o el más conocido por la academia, es el de un régimen constitucional y parlamentario que recurrió a mecanismos ilegales para imponer a los ciudadanos los criterios absolutistas del gobernante. Fue el llamado ‘Reinado del Terror Francés’, y estaba encabezado por Maximilien de Robespierre, en el otoño de 1793.

Empero, las técnicas más depuradas de ‘Terrorismo de Estado’, se utilizaron en el siglo XX, bajo gobiernos excesivamente autoritarios ―fascistas y comunistas―. Regímenes dictatoriales como el de Benito Mussolini (Italia), Adolf Hitler (Alemania), Stalin (Unión Soviética), Francisco Franco (España), y Than Shew (Myanmar, Birmania). En Estados Unidos de América, la creación del ‘Comité de Actividades Antinorteamericanas (1940-1950)’, permitió al senador Joseph Raymond McCarthy, articular una modalidad de ‘Terrorismo de Estado’ a finales de la década del 40, conocida como ‘Caza de Brujas’.

Dictaduras y Terrorismo

También, América Latina ha sufrido por gobernantes que han utilizado el ‘Terrorismo de Estado’, como Anastasio Somoza (Nicaragua), Alfredo Stroessner (Paraguay), Rafael Leónidas Trujillo (República Dominicana), Augusto Pinochet (Chile) y Fulgencio Batista (Cuba). A este último dictador, lo derrocó un movimiento revolucionario encabezado por Fidel Castro Ruz.

A propósito de Fidel Castro, este ha dirigido de manera sectaria y despótica el país. Por más de medio siglo atesora siniestros instrumentos represivos y propagandísticos. Además, la dictadura castrista ha utilizado frenéticos y refinados métodos de ‘Terrorismo de Estado’, asimilados de la ‘brutal academia stalinista’. Hoy día, está en el poder su hermano Raúl Castro, que aparenta ser moderado. 

El ‘cacique mayor’, Fidel Castro, cada día más cadáver, continúa personificando al Estado-gobierno-partido. Pero su personal ‘Terrorismo de Estado’, ahora en manos de Raúl Castro, no ha podido silenciar a los hombres y mujeres de la oposición política y de la sociedad civil, que heroicamente enfrentan de forma pacífica cada andanada perversa de la dictadura. Resulta evidente que, actualmente, más que en el pasado, la oposición anticastrista tiene indestructibles bríos, no renuncia a sus derechos y oportunamente encontrará la senda de la transición noviolenta, para concertar un nuevo contrato social y democrático con plena libertad.

Las secuelas del ‘Terrorismo de Estado’ castrista están enraizadas en la memoria histórica de la nación y en los miles de cubanos que han sufrido en carne propia los vilipendios y arbitrariedades del régimen, que se ha caracterizado por una obsesiva e irracional violencia que restringe las libertades individuales y universales, impone una monolítica ideología marxista-fidelista, exige un sometimiento ilimitado al régimen, ha institucionalizado una adecuada estructura coercitiva policial y un eficaz aparato de policía secreta y de colaboradores, los medios de comunicación están monopolizados por la dictadura, se ha destruido el concepto de familia, los opositores y disidentes son sistemáticamente aislados, exiliados, encarcelados, torturados, asesinados física y mentalmente.

Por todas estas razones, sería interminable hablar sobre pormenores de la pesadilla que vive la nación cubana, en especial los compatriotas disidentes y opositores que viven en el archipiélago. Y como a todas luces, describir los excesos de la dictadura sería aterrador y enfermaría el espíritu, prefiero ser justo y no prolongar la impotencia del lector ante esta realidad.

Complicidades ilustres

También, desafortunadamente, es verdad de existe connivencia de gobiernos y demócratas sobre la violación de los derechos humanos que comete la dictadura, como Rodrigo Zapatero en España, los que hacen ojos ciegos en América Latina y algunos ilustres miembros del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

Llegado a este punto, a los ‘idealistas’ que sueña con la utopía de la ‘dictadura del proletariado’, el centralismo marxista, el culto a la personalidad, la supuesta igualdad de clases, que no existe ‘Terrorismo de Estado’ en Cuba y otros países, que no quieren ver el ocaso de regímenes dictatoriales, con respeto quiero invitarlos, para que junto con el cubano de a pie conozca de cerca la realidad de lo que acontece en el archipiélago cubano. Al final de la experiencia la pregunta que debe responder es: ¿Aceptaría vivir en Cuba o prefiere instaurar en su país de origen un sistema similar al castrista?

Pese a todo, siempre he expresado y sostengo que: Soy defendedor de causas sociales y políticas nobles. Empero no creo en mefistofélicos defensores que lucran con los anhelos de fraternidad y buena voluntad universal del género humano. Porque la justicia demanda ética, discernimiento y valor. Y en lo aparentemente indescifrable hay que descubrir su esencia de verdad.

Por lo dicho, y porque sé de las arbitrariedades y tentáculos castrista y de otros dictadores, defiendo los ideales de una transición pacifica en Cuba y otros países para restablezcan la libertad y democracia.

De modo que, no titubeo en creer en los opositores y disidentes cubanos, grupos de indignados, mujeres apabulladas por el enfermizo machismo, y de existen personas en el planeta que saben que es necesario el cambio para salvaguardar el respeto por:

· Los Derechos Humanos.
· La Constitucionalidad.
· El Estado de Derecho.
· La Educación y Cultura, como bases de una sociedad libre y responsable.
· La Globalización y Desarrollo racional.
· La Equidad, para la honesta Competitividad.
· El Comercio libre e inteligente.
· La Cooperación y Solidaridad, como dinámicas del progreso y bienestar.
 
Para concluir, mientras desde el alma escribo estas cuartillas y teniendo en cuenta de no sé cuando se darán a conocer por razones editoriales, he creído prudente pedir disculpas al lector por aquellos eventos que pudieran hacer pretérito lo dicho aquí. Sin embargo, de ser así es porque la libertad y democracia son una realidad en Cuba y otras naciones porque gozan de un nuevo y próspero futuro.

En mi opinión, el tiempo es imparable, las épocas cambian, lo escrito permanece en la recordación, la historia dirá la última palabra y con la fuerza del razonamiento se correrá el velo sobre la verdad de los avatares de las naciones. Tienen la palabra amigas, amigos…

Por Pablo Felipe Pérez Goyry

Fuente: El Espectador




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